Si estamos hartos de un dolor, "soportarlo" como un estoico puede ser una de las pocas alternativas que nos queden para mantener cierto bienestar y no hundirnos en la desesperación. Puedes abrazarlo, aceptarlo y respirar a través de él, sin identificarte ni dejarte caer al abismo de su mano.
Aunque cuando se trata de lidiar con el dolor y la enfermedad, la escuela filosófica de Epicureo también puede ser muy útil. Para estos, la meta de la vida consistía en la búsqueda del placer y en librarnos del dolor y sufrimiento. Por eso, para ellos resultaba muy importante minimizar tanto el uno como el otro. ¿Puede la mente estar satisfecha mientras el cuerpo sufre de dolor y malestar? Es difícil creerlo. Dicen que a Epicuro le encantaba debatir sobre esto con sus amigos. Dentro de sus propuestas, estaba la de hacer un buen uso de nuestra mente, incluso ante la enfermedad, el dolor u otra circunstancia. También decía que el dolor siempre es soportable porque o es agudo o crónico, pero no ambos. O lo que viene a ser lo mismo: Un dolor pequeño es desdeñable, uno grande no es duradero. Su idea es que podemos lidiar con un dolor que tengamos, si nos decimos a nosotros mismos que si es muy fuerte, no será duradero, o bien que somos capaces de soportar mucho peor, si fuera crónico. Marco Aurelio, parafraseando esto decía que si el dolor fuese insoportable, moriríamos, por lo que si persiste, es que se puede soportar. Se trata de enfocarnos en los límites del dolor, ya sea por su duración o por su severidad. De esta manera podemos desarrollar una condición mental más orientado al afrontamiento y menos abrumado por las preocupaciones o emociones negativas en relación a nuestro estado.
Entonces, ¿qué? ¿te atreves a poner tu mente a prueba? Deja ya de poner la atención en tu inhabilidad para afrontar y en la sensación de que el problema se sale de control, olvídate del: ¡ya no puedo soportarlo más! pues esto no es más que una catastrofización de la realidad.
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