2020 Un nuevo año
comienza dentro de unos días. Es una cifra bonita, que inspira, tiene buenas
vibras, ¿no te parece?
Me permito proponerte lo
siguiente: una de estas tardes o noches, siéntate en tu lugar favorito, rodéate
de tus objetos preferidos. Acomódate y si te apetece, pon una música suave.
Después, realiza varias respiraciones conscientes para relajarte y centrar tu
atención en ti mismo/a.
Universo de emociones. R Bisquerra |
Ahora, desde esa calma interior, echa la vista atrás,
no solo a este 2019 que termina, sino más allá. Vas a dejar de lado las
circunstancias o eventos que te hayan pasado, y vas a poner el foco en las
emociones que te provocaron. Pon tu atención en buscar el nombre exacto de 20
de ellas que te han producido malestar. Podría ser frustración, desengaño, ira,
tristeza, soledad, asco… Tómate todo el tiempo que necesites para encontrar el
nombre de la emoción o sentimiento concreto. Toma nota de los 20 nombres.
Te dejo pistas.
Ahora, vuelve a centrar
la atención en la respiración, sin pensar en nada en concreto, deja que tu
mente vague tranquila después de soltar tantas emociones. Siente la liberación
que ello te proporciona.
Vuelve a indagar en tu vida. Esta
vez, busca y detente en cada emoción que te haya producido bienestar:
Felicidad, alegría, ilusión, tranquilidad, plenitud, armonía… Recuerda no poner
el foco en la situación que lo provocó, sino solo en la emoción. Toma nota de
20 de ellas.
Te dejo pistas.
Universo de emociones. R Bisquerra |
Durante este proceso, es
muy importante desvincular las circunstancias de nuestra vida de las emociones
que sentimos. La tendencia es pensar que
son los eventos de nuestra vida los que ocasionan que nos sintamos de una
determinada manera, pero aunque pueda haber influencias concretas en
determinadas ocasiones, generalizarlo no sería correcto. Somos nosotros los que vemos las cosas según
como nos sentimos por dentro. Al fin
y al cabo, “Vemos las cosas, no como son, sino
como somos nosotros" decía el
filosofo Kant.
El mundo lo percibimos
diferente a todos los demás, con matices personales. Tenemos una imagen
original de las cosas y eso es lo que nos caracteriza como personas, porque
nuestra conciencia actúa dando forma a las cosas que vemos, pero, si empiezas a
rascar en la superficie… solo conocemos "las cosas en mí y no las cosas en sí".
Apartémonos de las
circunstancias y centrémonos en nuestras emociones y sentimientos. Pues lo contrario sería
cerrarnos en nuestra experiencia, en nuestra visión y siempre veremos la vida
según la interpretemos, y la interpretaremos, según como somos nosotros.
Algo enrevesado, pero real.
Trabajando sobre nuestras
emociones, podremos averiguar por qué reaccionamos de determinada manera año
tras año y acabamos sintiendo siempre el mismo tipo de emoción, solo que en
situaciones diferentes. Aprendamos de una vez a interpretar las señales de nuestro
cuerpo y las pistas de nuestra mente. Olvidemos el mensajero (la situación
concreta) y centrémonos en el mensaje (la emoción).
Y si la emoción nos agrada, entonces, agradecerla, disfrutarla y contagiarla. Es la única manera de que siempre esté con nosotros/as.
1 Comentarios
Que interesante, me quedo con "detectives de emoción". Voy a intentar ponerlo en práctica en este 2020. Gracias!!!
ResponderEliminar