Reproducción del artículo de Walter Riso
La mente humana es conservadora por naturaleza. El cambio asusta,
desbarata e incómoda. Cuando algún hecho importante, novedoso o
diferente llega al cerebro, se introduce el desorden. La aparente paz y
tranquilidad informacional se desequilibra, el nuevo dato pone a
tambalear el sistema y la tradición psicológica se ve amenazada por el
invasor. A la mente no le gusta revisarse a sí misma, se resiste, se
niega, se esconde. Ella prefiere moverse en la costumbre, en los
hábitos, y más en lo conocido que en lo desconocido, aunque este último
parezca mejor.
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