Algo que tenemos todos muy claro es que lavarse los dientes varias veces al día, nos mantiene saludables. Tener una dentadura sana nos evita muchos problemas. Desde pequeños, nuestros padres insisten en ello y crecemos con este hábito, que transmitimos a nuestros hijos en cuanto les sale el primer diente.
Hasta ahí, perfecto. Además, si no lo hacemos, pronto vemos los efectos de una boca descuidada y empezamos a sufrir las consecuencias, porque, por nuestra boca pasa multitud de diferente comida al día y no toda es respetuosa con nuestra dentadura.
Lo mismo pasa en nuestra mente. Por ella pasan miles de pensamientos al día, a una velocidad más rápida que la luz. Y no todos son positivos, constructivos y posibilitadores. En general, tendemos a llenar nuestra cabeza de críticas y juicios a cualquier situación o persona que se cruza en nuestro camino. Sin ser conscientes, nuestra mente, si la dejamos a su aire, se dedica a dar su opinión y a etiquetar todo lo que encuentra, sin aplicar ningún filtro. Es la manera más clásica de amargarse la vida. ¿Te das cuenta de la acumulación de basura mental que estás generando cada día? Imagina tu mente como un gran contenedor. Sí, cabe mucho, pero su capacidad no es infinita. Y si la llenas toda de basura, no queda espacio para los pensamientos bonitos que nos producen felicidad. Es muy habitual también que se desborde, y, entonces, empecemos a escupir la basura mental a otros, indiscriminadamente. Decimos y hacemos cosas de las que después nos arrepentimos, y añadimos el sentimiento de culpa, a nuestro, ya de por sí, saturado contenedor mental. Nos convertimos, pues, en difusores humanos de todas las miserias que se nos pasan por la cabeza y vamos sembrando el rencor, el odio y la ignorancia por todas partes.
Seguro que te ha ocurrido alguna vez, sentirte desbordado/a, incomprendido/a, incapaz, sentir que nadie te quiere, que todos te olvidan, que tus opiniones caen en saco roto... en fin, la lista de consecuencias por tener la mente con overbooking, es interminable, y diferente para cada uno de nosotros; pero... tiene solución!
¡Ay! ¿Qué seria de nosotros si nuestros padres nos hubieran enseñado también a lavar nuestra mente, cada noche antes de dormir? Si la vaciásemos de todos los pensamientos negativos acerca de otros o nosotros mismos, olvidásemos las críticas y dejásemos la mente vacía y lista para un nuevo día, es decir, si hiciéramos un reset y nos costásemos con la mente despejada y limpia, las cosas serían muy diferentes. Nunca es tarde para aprender.
¿¿¿¿
Si, por casualidad, lo has probado alguna vez, sabrás muy bien la diferencia de dormirte con la cabeza agitada y saturada a dormirte con una cabeza que ha hecho su higiene mental antes de acostarse.
¿A que ahora sí ves lo importante que es lavar tus pensamientos cada día? Puedes hacerlo a la vez que te lavas los dientes; así, asociándolo a una rutina que ya tienes instalada, es más fácil recordarlo y llevarlo a cabo. De esta manera, te acostarás con una mente, más ligera y serena, dormirás mejor y te despertarás de buen humor, dando la bienvenida al nuevo día.
No lo olvides, deshazte de tu basura mental cada noche, no vaya a ser que te acostumbres a ella y tengas el "síndrome de Diógenes mental".😉
Si no sabes cómo hacer tu higiene mental diaria, espera el próximo post. Te daré algunas pistas...
2 Comentarios
Que buen post!!! Que cierto me ha parecido todo lo descrito. Esperando impaciente el siguiente.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Tus palabras me animan a seguir. Muy pronto tendrás el post.🧘🏽♀️
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